El presidente Donald Trump anunció a finales de enero que utilizaría la Estación Naval de Guantánamo como centro de detención para migrantes, afirmando que esto duplicaría la capacidad del gobierno para retener a personas en proceso de deportación. Sin embargo, casi dos meses después, el plan ha enfrentado una serie de dificultades logísticas, legales y financieras que han impedido su implementación a gran escala. Hasta el momento, solo unos 300 migrantes han pasado por el centro, y actualmente no hay ninguno detenido allí.
Costos elevados y críticas legales
El plan de Donald Trump también enfrenta desafíos legales. Grupos de derechos humanos cuestionan la constitucionalidad de enviar migrantes a Guantánamo, argumentando que esto viola sus derechos básicos. Los primeros detenidos en el centro reportaron condiciones deplorables, incluyendo la falta de acceso al exterior y pensamientos suicidas. J. Wells Dixon, abogado del Centro para los Derechos Constitucionales, advirtió que mantener a un gran número de personas en Guantánamo costaría exponencialmente más, ya que el gobierno necesitaría proporcionar servicios médicos, alimentación y traducción.

Mientras tanto, la administración de Donald Trump intenta cumplir su promesa de campaña de aumentar las deportaciones. Tom Homan, el “zar de la frontera” del presidente, señaló que actualmente hay 46,000 personas bajo custodia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), pero que la meta es llegar a 65,000. Sin embargo, la falta de espacio en los centros de detención dentro de Estados Unidos ha llevado a considerar la reapertura de instalaciones en Texas para familias migrantes.
Un funcionario de la Casa Blanca atribuyó los problemas en Guantánamo a la administración de Biden, acusándola de reducir las operaciones en la base naval durante su mandato. Sin embargo, insistió en que la administración de Donald Trump está comprometida con el uso de Guantánamo como parte de su estrategia de control migratorio.
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El futuro incierto de Guantánamo
A pesar de los esfuerzos, el plan de Donald Trump para Guantánamo sigue siendo cuestionado. Los costos elevados, los desafíos legales y las limitaciones logísticas han hecho que incluso algunos aliados del presidente duden de la viabilidad de la iniciativa. Mientras tanto, las carpas vacías en la base naval son un símbolo de un plan que, por ahora, parece más una declaración política que una solución práctica al desafío migratorio.